Recojo mi pelo, voy ceremonial
me enjuago el esmero por ser natural.
Enciendo las velas, tosió mi razón,
me lloran las venas, te cierro el cajón.
Te regalo verme como quieras por esta última vez
pero no puedo respetar la frontera que supone la piel.
Se suman las quejas, no sé cómo estoy,
camino perpleja, no voy como soy.
Si es que mis espejos (otra vez) quisieran gritar
que ladren de lejos, no puedo faltar.
Te regalo verme como quieras por esta última vez
pero no puedo respetar la frontera que supone la piel.
Te cargan mis manos, manos de mujer
tú me dices “hijo” y yo qué voy a hacer más que decir que
Te regalo verme como quieras por esta última vez
pero no puedo respetar la frontera que supone la piel.